La Gala Lírica en Palcco deja en el recuerdo las interpretaciones de la soprano y el pianista en arias de Turandot y Gianni Sccicchi
Los melómanos que acudieron el 20 de mayo a la Sala Consuelo Velázquez de Palcco tendrán grabada en su memoria la Gala Lírica que se celebró en esa fecha.
Organizada por la Orquesta Solistas de América, en esta ocasión se contó con la participación de la soprano Carolina Morán, coach vocal del Coro San Gregorio Magno, y el pianista Antonio Quiroz, quienes repasaron varias obras de Giacomo Puccini, Leocavallo, Chapí y temas de Chopin, Manuel M. Ponce, Satie y Montiel.
Fue una gala sobria, pero imponente. El piano utilizado, el Fazioli, joya de la corona de Palcco acompañó de gran manera las ejecuciones de Quiroz y la voz de Morán, quien además mostró el histrionismo idóneo para cada una de las arias interpretadas.
Iniciando poco después de las 20:30 horas, el recital arrancó con «Quando m’en vo», de la ópera La Bohéme, de Puccini. Para esta primera interpretación, Morán salió del camerino y recorrió el área de luneta de la sala de cámara y posteriormente se ubicó en el escenario junto al piano.
El segundo tema de la noche fue «Signore Ascolta» («Señor escucha»), la primera de las dos arias correspondientes al personaje de Liu, personaje de Turandot.
Tras estas dos primeras intervenciones, Morán se retiró al camerino a descansar y tocó el turno a Quiroz, quien interpretó el «Preludio No. 4», de Chopin, una de las piezas más reconocidas del compositor polaco.
De Leoncavallo, de su ópera Pagliacci, Morán regresó a interpretar «Qual fiamma avea nel guardo».
De nuevo tocó el turno de Quiroz, quien interpretó «Gnossiene», de Satie, compositor cuya música se basa en mundos imaginarios, y este tema no fue la excepción. El maestro explicó que trata sobre mundos mitológicos griegos y alla trasladó a los presentes a la gala.
Morán volvió e interpretó, con gran sentimiento, «O mio babbino caro», de Gianni Sccicchi, ópera de Puccini.
Tras esta aria, tocó el turno a otra pieza de La Bohéme, «Si mi chiamano Mimi», que refleja el amor adolescente de la protagonista. En medio de esta interpretación, uno de los alumnos del Coro San Gregorio Magno sorprendió con una muy breve intervención que complementó la pieza.
Las mazurkas son danzas polacas que tienen cierta estructura. Eso fue lo que explicó Quiroz antes de interpretar «Mazurka no. 4», de Manuel M. Ponce, quien le puso su toque mexicano a este tipo de piezas populares en los albores del siglo 20.
Antes de ir a un breve intermedio de 15 minutos, Morán interpretó «Vissi d’arte», de otra ópera de Puccini, en este caso, Tosca.
Quiroz fue el encargado de arrancar la segunda parte y lo hizo con otra pieza muy interesante de Ponce. Explicó que el compositor mexicano se enteró de un escultor mexicano, Jesús F. Contreras, quien perdió el brazo por cáncer. Él siguió esculpiendo con una sola mano y Ponce, a manera de homenaje compuso «Malgre Tout» («A Pesar de Todo»), para una sola mano. Además, el título de esta pieza es el mismo de una de las esculturas en mármol más famosa de Contreras.
«Tu che di gel sei cinta» («Tú que estás hecha de hielo») fue la segunda aria de Liu en Turandot. En ésta pieza, el histrionismo de Morán trascendió del escenario y conmovió a los presentes, especialmente con la parte final del aria, cuando la esclava decide quitarse la vida para no revelar el nombre del príncipe Calaf a la princesa china que da el nombre a la ópera.
La última pieza a cargo de Quiroz fue otra danza, en este caso una mexicana, compuesta por Montiel y cuyo título es «Danza Mexicana No. 1». tras su interpretación llegó el turno de Morán, quien interpretó «Carceleras», de la zarzuela Las Hijas de Zebedeo, de Chapí, única pieza en español y en la que la soprano volvió a recorrer el área de butacas, dando a la parte final un toque de humor que los asistentes agradecieron al final con una ovación de pie.
Es en GDL 